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La mujer victoriana que perseguía los eclipses

2025/7/3
logo of podcast Lost Women of Science

Lost Women of Science

AI Deep Dive AI Chapters Transcript
People
A
Annie Maunder
K
Katie Hafner
L
Laura Gómez
L
Lindsay Flesher
S
Sylvia Dalla
Topics
Laura Gómez: 我将讲述安妮·蒙德的故事,她是一位在20世纪初追逐日食的天文学家,并在月球滑过太阳的短暂时刻完成了她的一些最佳科学工作。她的故事激励着我们,即使面对职业上的限制,也要坚持追求自己的科学梦想。 Annie Maunder: 我从小就对天文学着迷,我相信天空有故事要讲,我渴望去发现它。即使在那个女性在科学领域受到限制的时代,我也决心通过自己的努力来揭示宇宙的奥秘。我对太阳的观测和研究,让我坚信即使没有昂贵的设备,只要有热情和观察力,任何人都可以成为天文学家。 Sylvia Dalla: 安妮·蒙德是第一批被专业雇佣从事天文学研究的女性之一,这在当时是一个巨大的进步。她的工作为我们今天女性在科学领域的地位奠定了基础,她的贡献不应被遗忘。 Lindsay Flesher: 安妮·蒙德对太阳的研究非常重要,尤其是在那个人们对太阳知之甚少的时代。她对日冕的观测和对太阳黑子周期的发现,极大地丰富了我们对太阳的理解。她为了追求科学梦想,甚至愿意生活在贫困中,这种精神令人敬佩。 Katie Hafner: 追踪像安妮·蒙德这样的被遗忘的女性科学家的故事并不容易,但我们的捐款使这项工作成为可能。我们需要你的帮助来继续挖掘这些故事,让更多的人了解她们的贡献。

Deep Dive

Shownotes Transcript

Translations:
中文

En la página web de Zuckerman.com.

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pero en los alrededores comienza a oscurecer. Los verdes y azules brillantes del paisaje se van desvaneciendo hasta volverse grises. Y en medio de todo esto, un grupo de astrónomos europeos permanecen de pie en un terreno, observando cómo el mundo se transforma en torno a ellos. Llevan meses esperando ansiosamente este momento. Y entonces sucede. De repente, se encuentran en la oscuridad,

a la sombra de la luna. Uno de los astrónomos, una mujer con un vestido largo, saca su cámara y toma una foto. Esto es Lost Women of Science, Mujeres Olvidadas de la Ciencia. Soy Laura Gómez. Hoy tenemos una historia sobre la astrónoma aficionada Annie Maunder, quien persiguió eclipses por todo el mundo a principios del siglo XX

e hizo algunos de sus mejores trabajos científicos durante esos breves momentos en los que la luna se deslizaba por delante del sol. Esta es una adaptación de un episodio emitido originalmente en inglés antes del eclipse solar total de 2024. Annie Munder nació en Irlanda del Norte en 1868, en el seno de una familia de devotos protestantes.

Desde muy joven le fascinó la astronomía. Creía que los cielos, como ella les llamaba, tenían una historia que contar. Y quería averiguar cuál era. Tuvo la suerte de crecer en una familia que la apoyaba, llena de personas de alto rendimiento. Y de estudiar en Girton, el primer colegio femenino del Reino Unido. Se especializó en matemáticas y fue la mejor en su clase. Pero, por desgracia,

Eso no representaba mucho en aquella época. A las mujeres no se les permitía obtener títulos y rara vez trabajaban en la ciencia. Así que Annie no tenía realmente muchas posibilidades de conseguir un trabajo como astrónoma. Pero poco después de licenciarse, el Royal Observatory de Greenwich empezó a contratar a lo que llamaban "lady computers", algo así como señoritas computadoras.

Se trataba de mujeres altamente calificadas que ocupaban los puestos más bajos del observatorio. Haciendo observaciones, calculando números, no era un puesto glamuroso. Pero a Annie le entusiasmaba tener la oportunidad de trabajar como astrónoma. Así que suplicó que le dieran un trabajo allí. Y en 1891 lo consiguió.

Fue empleada como una señorita computadora, como eran llamadas, y de hecho, esta es una de las primeras veces en que las mujeres fueron empleadas profesionalmente en la astronomía. Esa es Sylvia Dalla, profesora de física solar en la Universidad de Central Lancashire. Lleva mucho tiempo interesada en Annie y en el papel que desempeñó en la historia de su campo en común. Su trabajo fue tomar...

Su trabajo consistía en tomar cada día una fotografía del sol, si las condiciones meteorológicas lo permitían, y analizar estos datos y registrar toda la información relacionada con las manchas solares. Y Annie Monder tomó un recorte salarial, un enorme recorte salarial cuando se unió a las señoritas computadoras en el Real Observatorio de Greenwich. Esa es Lindsay Flesher.

de la Universidad de Glasgow, también física solar y colega de Sylvia. Pero obviamente ella quería tanto este trabajo que estaba dispuesta a vivir en la penuria para poder hacerlo.

Y en cierto modo, Lindsay puede entender por qué lo hizo. Era una época emocionante para estudiar el sol. La gente realmente no sabía mucho sobre el sol en esa época. A mediados del siglo XIX, se decidió que la superficie del sol era gaseosa, no líquida ni sólida.

No sabían lo que eran las manchas solares, por lo que se fijaron en sus formas, en sus movimientos, en la superficie del sol, ¿sabes? Como en un intento de tratar de entender lo que estaban viendo. Había tantos misterios por resolver. Aunque, por desgracia, el arreglo no acabó durando mucho para Annie.

En 1865, se casó con Walter Monder, que también trabajaba en el Royal Observatory de Greenwich, y tuvo que dejar su trabajo porque había una regla en el servicio civil en aquella época que prohibía emplear a mujeres casadas. Silvia nuevamente. Técnicamente, esa prohibición matrimonial no se habría aplicado al tipo de trabajo que tenía Annie, pero ella lo dejó de todos modos.

Quizás porque acababa de adquirir cinco hijastros del anterior matrimonio de Walter y estaba muy ocupada. O simplemente porque eso era lo que hacían las mujeres en aquella época. En cualquier caso, su vida de repente era muy diferente. Pero de alguna manera, a pesar de que formalmente dejó su trabajo y ahora tenía una casa llena de hijastros, todavía encontraba tiempo para ir al observatorio.

En la práctica, nunca dejó de investigar durante toda su vida. Walter trabajaba en el Royal Observatory, por lo que tenía acceso a las fotografías del sol y a todos los datos. Así que hicieron mucha investigación juntos. La diferencia era que esta vez a Annie no le pagaban ni un centavo. Lo único que consiguió fue la oportunidad de ser una científica y estudiar el sol por sí misma. En aquella época...

los astrónomos estaban intrigados con los extraños vínculos entre el Sol y la Tierra. Había instantes en los que las comunicaciones telegráficas se oscurecían misteriosamente y coincidían con momentos en los que el Sol tenía un número inusual de manchas oscuras. Las auroras también eran más frecuentes en esos momentos. No podía ser una coincidencia. Así que gente como Annie quiso entender mejor el Sol

y ver de qué se trataba. Pero es muy difícil estudiar el sol, porque toda su capa exterior, llamada corona, queda oculta por el brillo del mismo, excepto en algunas ocasiones especiales, cuando la luna tapa el sol y causa un eclipse. Aquí está Lindsay Fletcher.

Si vas a muchos, muchos eclipses, resulta que la corona tiene una forma diferente. Es decir, no solo es una nube redonda, tiene rayos y manchas, y así sucesivamente. Durante un eclipse, la luna pasa por delante del sol, quedando justo encima de este, como la tapa de un lente. Así que bloquea el sol en sí, pero no bloquea todos los tenues detalles a su alrededor.

Así pues, los eclipses son un momento increíble para estudiar el sol, incluso hoy en día. El único problema es que cada año se producen como mucho cinco eclipses solares en algún lugar de la Tierra. Y no todos son eclipses totales. Además, un montón de ellos ocurren sobre el océano. En resumidas cuentas, no puedes quedarte sentado esperando a que un eclipse total llegue a ti. Si quieres ver uno,

tienes que perseguirlo. De modo que en 1898, cuando un eclipse iba a pasar por la India, Annie decidió hacer exactamente eso. El 8 de diciembre de 1897, Annie y Walter se dirigen al puerto de Londres y suben a un barco de vapor llamado el RMS Ballarat con otros tres astrónomos.

Han decidido ver el eclipse con un grupo de aficionados llamado la Asociación Astronómica Británica, que Walter ayudó a fundar en 1890. Ambos tienen que pagarse el viaje, pero para ellos merece la pena. Un total de 20 astrónomos viajará a la India como parte de esta expedición. Pero el grupo ha tenido problemas para organizar el viaje.

han tenido que dividirse para poder llegar en los barcos de vapor que transportan el correo. Annie, Walter y otros tres hombres son los primeros en partir. Dos semanas más tarde, les seguirá un segundo grupo. Cuando suben a bordo, llevan telescopios, cámaras y otros instrumentos que han estado montando cuidadosamente para la ocasión.

Pero a pesar de su cuidadosa planificación, se han encontrado con un gran problema que nadie podía prever. Hay una plaga en la India. Acaban de recibir la noticia de que la ciudad donde planean acampar ya no es segura. Así que no saben a dónde van, pero tienen que irse. De modo que Annie, Walter y sus compañeros de viaje parten de Londres mientras sus contactos en Inglaterra y la India se apresuran por encontrar un plan B.

El viaje durará casi un mes y tiene un comienzo difícil. Poco después de partir, atraviesan una fuerte tormenta en el Golfo de Vizcaya, frente a la costa francesa. Pero después de doblar la punta de Portugal y adentrarse en el Mediterráneo, todo va viento en popa. Annie y sus compañeros aprovechan este tiempo en el mar para estudiar el cielo. Durante el día, observan un grupo de manchas oscuras en el sol. Al final de cada tarde,

buscan a Mercurio en el crepúsculo, y al caer la noche, observan cómo la Vía Láctea florece en el profundo cielo negro. A medida que pasan los días y el barco continúa hacia el sur a través del Mar Rojo, se dan cuenta de que aparecen nuevas constelaciones en el cielo. Y finalmente, el 3 de enero, después de casi un mes en el mar, el barco de vapor llega al puerto de Mumbai,

El grupo de Annie se entera de que se ha dispuesto que acampen en una ciudad llamada Tallni, a unos cientos de millas al este de Mumbai. Dos días más tarde, suben a un tren nocturno y se dirigen al este. Atraviesan las montañas bajo una luna casi llena. Al llegar el día, el paisaje se ha transformado en un plano polvoriento. Es media tarde cuando por fin llegan a Tallni, un pequeño pueblo con chozas de barro y carreteras estrechas.

Cuando los astrónomos bajan del tren, les esperan un par de carretas tiradas por bueyes. Suben y recorren poco más de un kilómetro hasta el campamento. En apenas dos días, los trabajadores locales han preparado todo un pueblecito de observación tan solo para esta ocasión.

Han despejado aproximadamente una docena de hectáreas de un campo y han instalado cuatro pequeñas cabañas de bambú para utilizarlas como puestos de observación. Incluso han colocado suelos de cemento. Tras un corto sendero, han instalado tiendas para dormir en una sombreada arboleda de mangos y tamarindos. Cada tienda tiene una farola para que los astrónomos puedan moverse con seguridad por la noche

y todo el recinto está vigilado por un oficial con espada que se pasea de un lado a otro. Este será el hogar del grupo durante las próximas tres semanas. Aún faltan dos semanas y medias para el eclipse, pero los astrónomos pasan la mayor parte de ese tiempo preparándose. Al fin y al cabo, han hecho todo este viaje para presenciar un momento que acabará en solo dos minutos.

Así que Annie y sus compañeros astrónomos tienen una única oportunidad para hacerlo todo bien. El día del eclipse, otras personas que han participado en la organización de la expedición se unen a su campamento junto a más oficiales que vigilan el perímetro. Justo antes del mediodía, la luna da el primer mordisco al sol. Annie y los demás esperan dentro de sus cabañas mientras la luna se mueve sobre el sol.

Los finos rayos de luz que se filtran a través de sus techos de bambú proyectan medialunas sobre el suelo. La temperatura desciende a medida que el entorno se oscurece y los colores se desvanecen. Mientras el sol se reduce a una pequeña franja, Annie y sus compañeros astrónomos se preparan. Por fin cae la oscuridad. Donde hace unos instantes estaba el sol, ahora parece haber un agujero en el cielo.

A lo lejos se oyen los gritos y lamentos de la gente de Tallni. Están en la totalidad. Con la luna bloqueando completamente el sol, los astrónomos comienzan a exponer sus placas fotográficas. Solo disponen de dos minutos. Un miembro del campamento observa un reloj de eclipse y cuenta los segundos que quedan. Annie toma una serie de fotos con diferentes exposiciones para intentar captar características con una gama de brillos diferentes.

Acto seguido, justo cuando el sol vuelve a salir por detrás de la luna, Annie hace una última foto. Entonces vuelve la luz del día y todo acaba. Los astrónomos recogen sus telescopios y sus cámaras. Tendrán que esperar para ver lo que han captado. Eso después de la pausa.

Y should have won the Nobel Prize for that.

¿Hay una mujer perdida de la ciencia que crees que debemos saber? Puedes decirnos en nuestro sitio web, loswomensdesciences.org, y clica en contacto, donde encontrarás nuestra línea de consejos. Es loswomensdesciences.org, porque necesita un pueblo para contar las historias de mujeres perdidas en la ciencia. Este programa es apoyado por Odoo. Cuando compras software de negocios de muchos vendedores, los costos aumentan y se convierte en complicado y confuso.

Semanas después del eclipse, Annie estaba de vuelta en Londres revelando sus fotografías.

Al revisarlas, descubrió algo extraordinario. En su última foto, un largo zarcillo serpenteaba desde la corona solar hasta el borde del encuadre. Annie tuvo la corazonada de que había captado esa misteriosa conexión entre el Sol y la Tierra, una corriente de partículas que fluía desde un punto tormentoso del Sol y viajaba millones de kilómetros hacia nuestro planeta. Y tantos años después,

Sabemos que tenía toda la razón. En los años siguientes, Annie siguió persiguiendo eclipses por todo el mundo. Fue a Argelia, Mauricio y Canadá, financiando ella misma todos sus viajes, excepto el último, y tomó fascinantes fotos que a menudo rivalizaban con las de fotógrafos profesionales. Entre estas expediciones, siguió fotografiando el sol desde el Royal Observatory.

Al cabo de varias décadas, publicó junto a Walter un asombroso diagrama llamado el Diagrama de Mariposas. Mostraba las posiciones de las manchas solares año tras año y revelaba que el Sol atraviesa un ciclo de 11 años. Fue un descubrimiento increíble y solo fue posible porque Annie había estado observando y documentando el Sol durante la mayor parte de su vida. Pero a pesar de su larga carrera,

Annie Munder nunca llegó a ser más que una aficionada, no porque no fuera capaz o no estuviera calificada, sino porque en su mayor parte no fue remunerada y nunca obtuvo un título profesional. Y en su época, eso importaba más que antes. Aquí está Lindsay Fletcher.

La forma en la que la ciencia se estaba profesionalizando desde mediados del siglo XIX en adelante se convirtió en un esfuerzo profesional. Hubo un tiempo en el que la ciencia la hacían aficionados y luego evolucionó hasta convertirse en algo que tiene un título. Y eso fue en detrimento tanto de los hombres científicos como de las mujeres científicas, pero quizás de las mujeres científicas en particular.

Así pues, incluso en vida, Annie prácticamente pasó a un segundo plano. Algunos de los trabajos que hizo con su esposo se publicaron únicamente con el nombre de él. Cuando iban a reuniones astronómicas, normalmente era él quien presentaba su trabajo en común. Y cuando Annie murió en 1947, su legado quedó rápidamente enterrado. Hoy en día, la mayoría de los astrónomos probablemente no conocerían su nombre.

Incluso Sylvia Dalla, que trabaja en el campo de Annie, ya estaba muy avanzada en su carrera antes de descubrir quién era. Cuando supe de ella, en cierto modo me sorprendió. Siempre hablamos de las mujeres que se dedican ahora a la investigación, como si fuera algo reciente, pero creo que el mensaje importante es que las mujeres llevan haciendo ciencia desde hace mucho, mucho tiempo.

Es verdad, y por eso estamos aquí, desenterrando sus historias en este podcast. Lo que me parece inspirador de la historia de Annie es que nunca se dejó definir por la etiqueta de aficionada. Se limitó a hacer el trabajo que quería realizar y contribuyó de forma realmente importante a nuestra comprensión del sol. Annie creía que cualquiera podía ser científico.

Por supuesto, no todos tenemos acceso al Royal Observatory o los medios para viajar por todo el mundo para ver un eclipse. Pero Annie creía que ser astrónomo era más sencillo que eso. Así lo expresó ella misma en su libro "The Heavens and Their Story" . Los cielos cuentan historias interesantes, historias maravillosas, si tuviéramos ojos para ver y oídos para oír.

No es necesario ser rico y construir un gran observatorio para ser astrónomo. Hubo grandes astrónomos mucho antes de que se inventara el telescopio. Ha habido astrónomos incluso en nuestros días. Hay algunos que aún viven, cuyo trabajo no necesita otro instrumento que sus ojos. Este episodio de Lost Women of Science fue producido originalmente en inglés por Samia Boussid.

Samia también adaptó en inglés la versión que han escuchado hoy, y yo la traduje y adapté al español. David DeLuca se encargó del diseño de sonido. Nuestra productora asociada fue Natalia Sánchez Loaiza y nuestra productora principal, Deborah Unger. Nuestras coproductoras ejecutivas son Amy Scharf y Katie Hafner. Nuestra directora de programa es Eowyn Bertner.

El episodio original fue copresentado por Katie Hafner y Samia Bouzid, que también fue la diseñadora de sonido original. Lizzie Yunnan compuso toda nuestra música. Lexia Tia comprobó los hechos. Los Women of Science está financiado en parte por la Fundación Alfred P. Sloan y la Fundación Ann Wachiski. Lo distribuye PRX.

Puedes encontrar más información y una transcripción de este episodio en lostwomenofscience.org. Yo soy Laura Gómez. Gracias por escuchar. Hola, soy Katie Hafner, productora co-executiva de Lost Women of Science. Necesitamos tu ayuda.

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