Tras un fin de semana de reflexión en la finca de Quintos de Mora, Pedro Sánchez presidió la ejecutiva federal del PSOE en uno de los momentos más delicados para el partido en décadas. Un encuentro de más de cinco horas marcado por la sombra de la corrupción y la caída de su ya exnúmero 3, Santos Cerdán, terminó con una hoja de ruta clara: resistir hasta 2027.En una nueva entrega de su ya célebre ‘Manual de resistencia’, Sánchez propuso medidas de contención: sustituir a Cerdán por una dirección interina compuesta por cuatro nombres hasta el comité federal del 5 de julio, iniciar una ronda de contactos con sus socios parlamentarios y desafiar a PP y Vox a presentar una moción de censura. Ni cuestión de confianza, ni elecciones anticipadas: ningún movimiento de calado para responder al creciente malestar interno que exige cambios profundos y urgentes.En el capítulo de hoy, con la ayuda de Cristian Campos, jefe de Opinión de EL ESPAÑOL, analizamos una comparecencia en la que Sánchez se presentó como un “capitán” dispuesto a capear la tormenta sin alterar el rumbo de la legislatura.
