Se rumora que, “El Asesino de la Autovía”, como se le conocía a Patrick Wayne Kearney, tuvo una infancia aparente y paradójicamente normal, muy alejada de los patrones familiares de la mayoría de los asesinos en serie.
Su madre, dicen, habría impreso en él, algunos terrores infantiles a través de su fanatismo religioso; y su padre, aparentemente alcohólico, habría cometido actos frecuentes de violencia en su contra.
Lo único cierto es que Patrick, desde muy niño, sufrió acoso escolar o “bullying”, debido a su complexión física y su aspecto enfermizo. Según especialistas, esto habría forjado un carácter retraído y vengativo, al punto de confesar que quiso matar en más de una ocasión a sus compañeros de clase; sin embargo, nunca lo intentó.
Años más tarde, Kearney se convertiría en un necrófilo que disparaba a sus víctimas sin previo aviso y luego se llevaba los cuerpos para desmembrarlos y mutilarlos.
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