Cuando la policía irrumpió a la casa de Anthony Sowell a finales de 2009 para arrestarlo por una denuncia de intento de violación, encontró una gran sorpresa: los cuerpos descompuestos de sus víctimas, casi todos estrangulados y desnudos de la cintura para abajo.
Esos restos humanos estuvieron en la sala, en el sótano y en el patio de la vivienda, mientras Sowell seguía viviendo ahí.
Muchas de las mujeres asesinadas tenían historial de abuso de alcohol y de drogas, adicciones de las que se valía el hombre para llevarlas a su casa y abusar de ellas.
Las desapariciones empezaron a registrarse en 2007.
Desde entonces, sus vecinos se quejaron de un olor fétido en la zona que atribuían a la tienda de salchichas de la esquina.
“El Estrangulador de Cleveland”, como también se le conocía a Sowell, tuvo un desempeño ejemplar en el Ejército de EE.UU., en el que se alistó cuando tenía 19 años de edad.
Sin embargo, a finales de la década de 1980, la conducta de Sowell se tornó sombría, ya que una joven embarazada que estaba en su casa, fue retenida, atada con un cinturón y una corbata, amordazada con un trapo y casi terminó violada, pero el acto no llegó a consumarse.
Se cree que este hombre también violó durante dos años a diario a una de sus sobrinas.
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